Publicado el 5 de diciembre de 2010. El artículo fue enviado a los distintos medios de comunicación incluyendo la fotografía en la que la consejera Idoia Mendia hacía entrega de los restos de dos fusilados a sus familiares. La fotografía solo fue reproducida en algunos.
El 19 de noviembre, la Directora de DDHH del Gobierno Vasco “acompañaba” a los familiares de los represaliados en el campo de concentración de Gurs en una visita a Gernika.
Ahora tocaba hacerse la foto a la Consejera de Justicia, Idoia Mendia. Así, el día 25 de noviembre, esta consejera hacía entrega, ante las cámaras de televisión y los fotógrafos de prensa, de los restos humanos de dos 2 republicanos fusilados por los franquistas, en la localidad alavesa de Ribera Alta.
Ante todo ello, no podemos ocultar nuestra indignación ante este tipo de actuaciones hipócritas en la forma y el contenido.
EN LA FORMA, ya que aun siendo un acto con el objetivo de dar relumbre a la figura de la consejera, el Gobierno Vasco, tan dado a pompa y oropel en otro tipo de eventos, no se molestó ni en depositar los restos de los 2 fusilados, Florentino García y Mónica Barrón, en una urna dispuesta para tal fin, sino en una caja de plástico, de las de guardar enseres caseros; la entrega se escenificó, además, entre botellines de agua, vasos y ceniceros con caramelos. Una muestra más de la nula consideración humana, social y política hacia la memoria de las victimas del genocidio franquista. ¿Se imagina alguien este mismo escenario para la entrega, no ya de restos mortales, sino de una simple medalla honorífica a los familiares de cualquiera de los homenajeados en el reciente “día de la memoria”?
Los familiares arrebatados por los franquistas son utilizarlos para lavar la imagen de unas instituciones carecen de una política pública integral de memoria.
EN CUANTO AL CONTENIDO, este gobierno, al igual que hiciera el anterior tripartito, sigue ignorando la justa exigencia de las asociaciones memorialistas de que sean las propias instituciones públicas las que investiguen las responsabilidades penales por tales hechos, presentándose como acusación e instando a la fiscalía para que abra diligencias sobre lo acontecido a estos ciudadanos fusilados y desaparecidos. Se escudan en “la ley de amnistía” de 1977 y la “ley de memoria histórica” de 2007 (nueva ley de punto final) para rehuir sus responsabilidades e ignorar las convenciones internacionales. El Estado español ha ratificado estas convenciones contra la pena muerte, los asesinatos extrajudiciales, la tortura, las desapariciones forzadas, etc. No las está cumpliendo y ha sido amonestado reiteradamente por los diferentes relatores y altos comisionados de las Naciones Unidas.
El próximo 23 de diciembre de 2010 entrará en vigor la Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas. Convención ratificada por el Estado español y que el Gobierno Vasco está obligado a cumplir. Los estados firmantes se comprometen a investigar los hechos y “procesar a los responsables” (art. 3). El artículo 5 tipifica estos hechos como crímenes de lesa humanidad y por lo tanto imprescriptibles a la luz de la "Convención de las Naciones Unidas sobre imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de lesa humanidad" (Resolución 2391, de 26/XI/1968) y la "Convención europea sobre la imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad y los crímenes de guerra." (Consejo de Europa de 25/I/1974).
Nada de esto se está respetando. El Gobierno Vasco se ha negado a aprobar planes de acción elaborados por las asociaciones de familiares siguiendo los criterios de los mencionados convenios internacionales, que son el marco legal en que se fundamenta nuestra defensa de los derechos de las victimas del franquismo.
Esta es la realidad política y jurídica. Un gobierno que intentan ocultar sus responsabilidades y su falta de voluntad para responder positivamente a los derechos de las victimas. Actitud comparable con aquella moral franquista que quiso convertir el “Valle de los Caídos” en símbolo de “todos” los que sufrieron en la guerra, mientras se seguía reprimiendo, asesinando, ilegalizando; o con la de falange española que, a través del auxilio social, repartía caridad a los hijos de aquellos a quienes el régimen había fusilado, hecho desaparecer o imponía cárcel, exilio o marginación social.
Aquellos niños de la guerra, hijos de rojos-separatistas, son hoy abuelos cuyas figuras son un reclamo para los políticos profesionales y continúan recibiendo el mismo trato que antaño por parte de las actuales instituciones. Pretenden utilizarles, tal como lo hizo el régimen franquista, para mostrar al mundo, a través de sus aparatos de propaganda (la EITB de hoy cumple en este terreno la misma función que ayer el NODO), la humanidad del régimen y el sentido de justicia democrática. Quienes siguen pretendiendo utilizar los sentimientos de desesperanza de miles de familias por la inexistencia de una política pública integral de defensa de sus derechos, siguen cometiendo un acto, tal vez inconsciente, de crueldad extrema, ya que se basa en la mentira de que así se está haciendo justicia.
No se cumplen las convenciones internacionales sobre derechos humanos, ni se toman en consideración las exigencias reiteradas que hemos realizado las asociaciones de familiares. Se siguen realizando actos de propaganda, como ésta entrega de restos, pero sin la más mínima intención de hacer nada para investigar la verdad, procesar a los responsables de sus muertes, ni reparar los daños causados. Mientras siga esta situación y no se anulen las leyes de punto final y se ponga fin a la impunidad, seguiremos denunciando estas prácticas y exigiendo el respeto de nuestro derecho a la verdad, la justicia y la reparación, incluidas las garantías de no repetición.
Gotzon Garmendia, Manuel Sainz, Antton Gómez, Andoni Txako, Iñaki Astoreka.